DOS HEDONISTAS (RELATO)

DOS HEDONISTAS (RELATO)

Un hombre y una mujer ocupan una mesa dentro de un restaurante caro, acogedor. Música romántica y variedad de olores agradables flotan en el aire. Entre los dos danza una velita aromática metida dentro de un artístico cilindro de cristal. Han terminado de compartir una cena exquisita y se hallan saboreando una copa de licor. Hablan a media voz. Se miran como dos estetas buscadores de placeres.

—Conozco muy bien lo que tú necesitas —dice ella entornando seductoramente sus ojos de párpados anchos y curvas pestañas adornadas con brillante rímel.

—¡Ah!, ¿sí? —mirando él con deseo, los rojos, bien perfilados labios de ella—. ¿Y qué es lo que yo necesito?

—Necesitas una mujer voluptuosa —afirma ella humedeciéndose, provocadora, los tentadores labios con la punta de su lengua rosada.

—Bien, no voy a decirte si acertaste o no —él siguiéndole el juego—. ¿Puedo saber lo que necesitas tú?

Ella esboza una sonrisa cuya hermosura solo pueden lograr las mujeres sensuales inmersas en plena conquista del varón.

—Yo necesito un hombre.

—¿Te valgo yo?

—Solo si yo te valgo a ti.

—Me vales si te basta el placer de los sentidos excluyendo el amor que siempre lo desestabiliza todo.

—Coincidimos. El amor complica las relaciones de pareja. El placer las facilita.

—¿Nos vamos? —propone él ofreciéndole su mano.

Ella une su mano a la de él.

--Vámonos.

Los dos saber bien lo que van a dar y lo que van a recibir, pertenecen al grupo hedonista de personas que se conforman con mantener relaciones que no duran más tiempo del que tardan en consumir una sesión de sexo. Para ellas el amor es un estorbo, una complicación a evitar siempre. ¡Acaso no es el placer la más maravillosa de las experiencias humanas! ¿Para qué estropearlo con otra cosa que algunos desorientados consideran sublime?

(Copyright Andrés Fornells)

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