CAPRICHOS DEL DESTINO (MICRORRELATO)

nino-pobre
Unos niños ricos se divertían jugando a que eran pobres y, ensuciándose
con barro cara y ropa, se burlaban tendiendo la mano y pidiendo con
voz falsamente plañidera;
—Una limosnita por el amor de Dios.
Unos niños pobres se divertían jugando a que eran ricos y dándose aires de mucha importancia, con un pedazo de palo en la boca significando un falso cigarro habano decían:
—Señor banquero, guárdeme en la caja fuerte estos millones de dólares que he ganado hoy.
El destino, que es un bromista sádico e incorregible, a aquellos niños, cuando llegaron a la adultez, les cambió los papeles convirtiéndoles en realidad lo que de niños fue juego.
(Pintura de Bartolomé Esteban Murillo)