LAS CASITAS DE ESPÍRITUS TAILANDESAS

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LAS CASITAS DE ESPÍRITUS TAILANDESAS

Una de tantas cosas que llaman mucho la atención a quienes visitan Bangkok por primera vez  son esas casitas  que los tailandeses  tienen colocadas en sus casas, en sus patios o incluso en las calles frente a tiendas y otros negocios para que residan en ellas los buenos espíritus y éstos les den buena suerte y alejen las desgracias. Colocadas en los jardines, de Bangkok, dominan el panorama entre los juncos, heliconias y orquídeas (siempre asegurándose de que su sombra no se interponga con la propiedad principal para no insultar a los espíritus) Estas casitas las construyen principalmente de cemento y madera.  Las talladas con madera de teca y pintadas de diversos colores, son en mi opinión las más bonitas.  Yo les encuentro cierta similitud con las pequeñas ermitas ortodoxas con que en Grecia honran a sus santos. Y que no se ofenda nadíe por lo que es solo una apreciación sin más.

Los tailandeses son extremadamente supersticiosos. Su inclinación supersticiosa llega a tal punto que realizan ofrendas incluso a los espíritus malos para que no los ataquen. Para aplacar a los espíritus les ofrecen guirnaldas de flores, incienso, velas y comestibles, ubicándolo todo dentro y fuera de las casitas ante las cuales los he visto arrodillarse y rezar. Y aunque han abrazado mayoritariamente el budismo, los tailandeses siguen conservando, muchos de ellos, algunos ritos animistas bastante más antiguos que la religión actualmente oficial en su país. La conversión al budismo data de unos 2.500 años, pero muchísimo antes ya el animismo estaba bien asentado y prevalecía en las creencias populares.

También los trenes, embarcaciones, taxis, vehículos privados y de transporte llevan dentro de ellos talismanes y casitas de espíritus para que los protejan a ellos y a los viajeros que ellos transportan.

La religión es uno de los ejes de la cultura tailandesa; influye en las tradiciones, en la cultura, en la economía y en la política. En el animismo los tailandeses buscan protección, y en el budismo la reencarnación que les dará otra vida mejor o peor según lo bien o mal que hayan obrado en ésta. Deseosos de obtener esa vida mejor, la mayoría procura cumplir los cinco preceptos primordiales para ellos: ayudar a los necesitados y venerar a sus antepasados, ser bondadoso con su prójimo, realizar ofrendas a los monjes y a Buda, ofrecer tributos al templo y emplear tiempo en meditar. Los monjes budistas reciben el máximo respeto de la gente porque han aceptado una vida de absoluta pobreza, sin tener más posesiones que su vestimenta, el recipiente de metal para su única comida diaria, una bolsa de mano, un abanico de papel y un paraguas. Y nada más. Todo un ejemplo para otras religiones que destacan por su desmesurada riqueza.