UN DONJUAN INFALIBLE Y MÁS COSAS (MICRORRELATO)


  • (Copyright Andrés Fornells)
    Florencio Fortunato nunca estaba solo, nunca se aburría, nunca le faltaba un nuevo y apasionado amor.
    Cuando se le terminaba una relación amorosa extraordinaria, inventaba otra nueva.
    Florencio Fortunato, era un incansable, prolífico escritor de novelitas rosa que vivía en mi barrio marginal.
    En lo físico Florentino Fortunato no tenía nada que agradecerles, ni a Dios ni a la naturaleza, y quizás mucho al demonio, pues daba pena verlo por el nulo atractivo físico que poseía. Para no hacer leña del árbol caído, me ahorraré decir que su cabeza tenía forma de calabacín, contenía unos ojos pequeños como alfileres y su nariz tenía la misma forma que una berenjena de mala cosecha. En cuanto a su cuerpo, hay esqueletos con más carne de la que él tenía, y que además andan con mayor elegancia a la suya.
    En fin, si con todo lo anterior no hubiese motivos suficientes para morir de lástima por él, a sus cincuenta años Florencio Fortunato seguía siendo virgen, tanto de mujer como de hombre y, el muy pobre de espíritu lo pregonaba muy contento, como si tal abstinencia fuese más motivo de elogio que de conmiseración.
    En fin, por lástima, que no por otra cosa yo le compraba todos los libros que él escribía.
    Yo, de siempre, he poseído más buenos sentimientos que dinero.
    Mi madre, a menudo, me ensalzaba por este mérito mío diciéndome:
    —Hijo, nunca tendrás un duro, pero en cuestión de tener deudas no te ganará todo el mundo. Esta mañana he alejado a escobazos a dos que les debes, desde hace mucho tiempo, cosas que te cedieron por haberles tú prometido  que se las pagarías más tarde.
  • –Con una madre tan valiente como tú, un hijo se atreve fácilmente a ser moroso. ¡Te quiero como de aquí al cielo, mamá. eres formidable!
  • –Menos pamplinas y a ver si me compras una escoba nueva que te estoy defendiendo con una escoba rota.
  • –No te preocupes, mamá, te consigueré una escoba nueva a crédito.