UN HIPNOTIZADOR (MICRORRELATO)

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(Copyright Andrés Fornells)

Alberto Graciasadiós había adquirido merecida fama como hipnotizador. Sus mayores éxitos profesionales habían sido conseguir que una persiana, hipotizada por él se creyese un orador y hablase muy elocuentemente, y convencer a un elefante de que era un perro y lograr de él que ladrase. Este gran profesional se hallaba en la cúspide  de su fama cuando quedó él fulminantemente hipnotizado por el contoneo de las voluptuosas caderas de una bailarina brasileña llamada Juanita Florangosta.  A partir de aquel momento, el fascinador pasó a ser fascinado y terminó en la casa de ella ocupándose de todas las tareas domésticas, cocinando para ella, y convencido de que era el más feliz de los mortales. 

MORALEJA: Desde los antiquisimos tiempros de Adán Y Eva, los encantos femeninos han derrotado a todos los hombres que, con sus poderes más notables  se han enfrentado a ellas.