TE LLAMO PORQUE NO PUEDO DORMIR (MICRORRELATO)

Las cortinas de la ventana corridas a ambos lados permitían penetrase en la estancia un amplio chorro de lechosa luz lunar. El joven sentado a su escritorio dejó de contemplar, fascinado, el esférico, plateado círculo suspendido en el cielo y rodeado de un mar de titilantes estrellas. Sacó del cajón superior del mueble una fotografía. Era de una joven morena con grandes ojos claros, cuyo delicado rostro enmarcaba una abundante melena azabache.
—Perversa —le acusó atormentado por los celos—. Hace cuarenta y ocho horas rompiste conmigo sin importarte hacerme añicos el corazón. Y en este momento yo estoy aquí destrozado, muerto de tristeza y tú a saber con quién estarás ahora regalándole esos besos tuyos que juraste eran exclusivamente míos. ¡Te aborrezco!
El joven se llevó una mano a la boca y ahogó un sollozo de los que tanto dolor suelen causar dentro de un pecho herido de amor.
En aquel momento sonó su teléfono móvil. No reconoció el número aparecido en la pantallita, pero sí reconoció la voz femenina que le pidió suplicante:
—¿Puedo ir a tu casa? Te llamo porque me es imposible dormir —pidió ella entre temerosa y ansiosa.
Al escuchar estas palabras el joven enamorado experimentó una explosión de júbilo y respondió impulsivo, sincero, loco de felicidad:
—¡Ven rápido, mi amor! También a mí me es imposible dormir. Y si no podemos conciliar el sueño lo pasaremos divinamente si estamos juntos despiertos.
Él cortó la comunicación. Y le dio un beso a la fotografía entrenándose para los muchos que pensaba darle, dentro de unos pocos minutos, a la fotografiada.

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