DESAPARECIERON DEBAJO DE UNA MONTAÑA DE BASURA (MICRORRELATO)

(Copyright Andrés Fornells)
De nosotros, los terrícolas, los extraterrestres que dentro de algo más de un siglo lleguen a nuestro planeta les será muy fácil descubrir las causas de nuestra extinción: el consumismo asociado a la basura.
Los que avisan de que nos estamos suicidando, nos advierten que para el año 2050 en el mar habrá mayor cantidad de plástico que de peces y que a la tierra le habremos metido tanta basura en sus entrañas que la habremos transformado de fértil, en infértil.
Ya existen en los océanos islas de plástico que tienen cientos de kilómetros.
Ya, actualmente, los peces que consumimos llevan dentro de ellos pequeñas partículas de plástico, que nosotros nos comemos. Y es que el plástico es de tan lenta destrucción que, una simple botellita de plástica de un cuarto de litro tarda 100 años en destruirse.
Los artilugios que utilizamos los fabrican algunas industrias para que nos duren un par de años, que es el tiempo que nos concede la garantía, y luego los reemplacemos por otros, motivo por el que creamos basura continuamente.
Hasta hace muy poco la basura mundial la adquirían empresas chinas y empresas de otros países, que la reciclaban.
Las empresas chinas ya no la adquieren más porque ha dejado de hacerles falta debido a que ellos producen ya la suficiente basura en su propio país para reciclarla, por lo tanto, estamos llegando a un punto en que todo el mundo tiene que tragarse su propia basura.
A esta atrocidad nadie le pone coto. El consumismo impera. Nada se repara, nada se reutiliza. Se estropea una nevera, se compra otra. Se estropea un coche, se compra otro. Se estropea una televisión o sale un modelo mejor, se compra otra. Y así vamos haciendo con todo.
Al final, ocurrirá lo que decimos algunos que lo estamos viendo venir: los terrícolas moriremos sepultados debajo de una montaña de basura.
Lo que dirigen el cotarro, que no ven o no quieren ver este colosal problema porque ellos siempre, con su dinero han escapado de todo, también serán aplastados por esa montaña.
En fin, yo hago lo único que puedo hacer: avisar de la que se nos viene encima. Pararles los pies a los que están convirtiendo el mundo en un absoluto, criminal, fatídico basurero, está en manos de los que forman parte de ellos, de los que crean, autorizan y se enriquecen la basura. ¡En fin, estamos bien apañados!

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