SE LO HABÍA DICHO EL DESTINO (MICRORRELATO)

(Copyright Andrés Fornells)
Las personas normales, que somos la gran mayoría de cuantas habitamos este superpoblado planeta, mostramos incredulidad cuando conocemos que algún congénere nuestro consigue prodigios que solo están a su alcance.
Marujita Pérez pertenecía a este pequeño grupo de seres especiales, hecho que descubrí cuando ella me contó cómo había encontrado al gran amor de su vida.
Marujita Pérez me desveló su gran secreto, una mañana que vino a mi consulta mientras yo la trataba de un uñero en el dedo meñique de su pie, que la estaba castigando con terribles dolores cada vez que se ponía un zapato. Para los menos sagaces, les pasaré el interesado informe de que soy callista y tengo mi consulta en la calle del Callo Doliente sin número.
Bien, el extraordinario don que Marujita Pérez poseía y que nos esta vedado a los seres humanos “normales” era que ella podía hablar con el destino, igual que si de un amigo de su confianza se tratara, y el destino, telepáticamente, le aconsejaba si ella se había dirigido a él en demanda de ayuda.
Marujita Pérez tenía ganas de vivir un gran amor. Era muy romántica y esta cualidad muy en alza en otras épocas, en la época actual, como que está pasada de moda. Como en su vida cotidiana no aparecía ningún hombre que se fijase en ella con intenciones decentes, un día le pidió a su destino:
—Querido consejero mío, ¿qué debo hacer para encontrar a un hombre romántico adecuado para hacer feliz a una chica romántica como yo?
El señor Destino soltó una risita pícara y dijo:
—Me encanta ayudarte. Eres tan dulcemente ingenua, que me conmueves. Vas a hacer lo siguiente: Todos los martes, a las cinco de la tarde te sentarás en la terraza del bar Tropezón y pedirás al camarero que, por su forma de andar repararás enseguida que tiene los pies planos, un té con limón. Durante el tiempo que estarás sentada allí más de un hombre te mirara. A todo el que te mire tú tienes que preguntarle: ¿Eres David? Si él te contesta cualquier tontería con la intención de ligar contigo, te lo quitas de encima diciéndole: Haga usted el favor de marcharse pues estoy esperando a un comisario de policía, que llefaráq en cualquier momento. Cuando digas esto, los posibles ligones se alejarán inmediatamente.
Marujita Pérez siguió al pie de la letra estas indicaciones. Llevaba tres martes realizando la misma maniobra y comenzaba a considerar muy posible que el Destino se hubiese equivocado en su consejo cuando se detuvo un joven de sonrisa candorosa, amable y dulce que, a su pregunta de si era David respondió:
—Soy David. ¿Eres tú Marujita?
—Sí, yo soy—ilusionadísima ella.
—Por fin te he encontrado —ilusionadísimo él.
Y a partir de este encuentro David y Marujita forman una pareja inmensamente feliz.
Influido por esta historia, yo que también conservo en mi corazón una buena dosis de romanticismo, cuando la soledad me atenaza las entrañas me encuentro diciendo:
—Señor Destino, quiere aparecer de una puñetera vez que necesito hablarle.
Y la respuesta que obtengo es una explosión de risas burlonas, de parte de mis vecinos que han escuchado mi apremiante súplica y piensan de mí que estoy loco.

Read more