ELLA AMABA MUCHÍSIMO A SU MADRE (MICRORRELATO)


(Copyright Andrés Fornells)
A Cefe Rincón le gustaba de Anita López, todo menos el extraordinario culto que ella le demostraba a su madre muerta iba ya para cinco años.
—¿Me vas a llevar al cementerio o he de coger un taxi? —le dijo ella cogiendo el abrigo de la percha del armario donde estaba colgado.
—Hoy es domingo y hace mal tiempo —recordó él retorciéndose nervioso las manos, intentando refrenar el enfado que le crecía como cizaña en campo abonado.
—Por eso quiero ir al cementerio, porque es domingo. El resto de la semana no puedo ya que trabajo durante todo el día —mirándole a la cara, desafiante.
—Es que te pasas, cariño. Podrías ir a visitar la tumba de tu madre una vez al mes. No creo que a ella le importase.
—¡Que sabes tú de esto!—al borde de la indignación—.Yo sé muy bien lo que le importa o no le importa a mi madre a la que ni siquiera has conocido. Voy a llamar un taxi —sacando el móvil del bolsillo de su chaqueta.
—No, no; te llevo yo —Cefe previendo las negativas consecuencias que para él tendría el enojo de ella.
Las próximas palabras de Anita se lo confirmaron:
—Porque a ti te viene de capricho tenemos que hacer el amor todos los días, pero yo no puedo visitar la tumba de mi santa madre una vez a la semana porque tú lo consideras abuso, en cambio lo de abusar todos los días de mi cuerpo, no te lo parece, ¿eh? Pues mira lo que te digo…
—No se hable más, cariño. Venga, vamos al cementerio. Y ponte el chubasquero en vez del abrigo que está a punto de llover. Yo me llevaré el paraguas por si acaso.
Cefe llevó a Anita al cementerio, pagó las flores que ella escogió de la floristería situada a la puerta del camposanto, y aguantó resignadamente debajo de un paraguas que le cubría mal y se mojaba, el diluvio que le echaron encima las negras y generosas nubes. Y es que cuando un hombre está más enamorado de la mujer con la que mantiene relaciones amorosas, de lo que ella lo está de él, tiene siempre las de perder.

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