JAQUE MATE, MUCHACHO (MICRORRELATO)

Estaba jugando una partida de ajedrez (ese extraordinario juego que sirve para hacerte pensar y quitarte telarañas en todas esas zonas del cerebro que te pasas temporadas largas sin usar), con el hijo adolescente de un buen amigo, cuando teniéndole yo acorralado y considerando él seguramente la posibilidad de conseguir distraerme y cometiese yo un error que a él le permitiese escapar de la seria amenaza de yo ganarle la partida en la próxima jugada, me preguntó mirándome a los ojos para atraer mi mirada y la quitase yo, por unos momentos, del tablero y de las piezas repartidas sobre el mismo:
—Oiga usted que, según mi padre, en su condición de psicólogo conoce mucho sobre las mujeres, ¿qué debo yo hacer para conseguir conquistar a una princesa?
Sonreí socarronamente y contesté:
—Pues mira, lo primero que debes hacer es, antes que nada, convertirte tú en príncipe —y volviendo mi atención al juego, moví la reina en la jugada que yo tenía pensada, y él temida, y dije conteniendo la risa triunfal que cosquilleaba mi garganta—: Jaque mate, muchacho.
—Vaya, para una vez que le pido consejo, quedo bien servido —él mostrando evidente contrariedad—. No volveré a hacerlo.
—Para conseguir princesas, y para conseguir cualquier otra cosa en la vida, muchacho, lo primero que debes hacer es aprender a no hacer trampas y aprender asimismo a saber perder.
Él frunció el ceño y puso cara de enfado, lo que me hice temer, con respecto a él, que yo había  predicado en desierto.

Read more