UN HOMBRE Y DIOS
Hombre: ¿Dios?
Dios: ¿ Si?
Hombre: ¿Puedo preguntarte algo?
Dios: ¡Por supuesto!
Hombre: ¿Qué es para ti un millón de años?
Dios: Un segundo
Hombre: ¿Y un millón de euros?
Dios: Un céntimo
Hombre: Dios .... ¿podrías darme un céntimo?
Dios: Sí. Espera un segundo.
La gente temeraria e inexperta suele menospreciar, quitar a la experiencia la enorme, necesaria, imprescindible importancia que tiene. Cuando yo era un adolescente apasionado, que tenía sueños muy sensuales y durante los mismos se me rendían todas las hembras cuya hermosura deslumbraba mis ojos, encendía mis sentidos y me destrozaba
Diana y James son dos jóvenes intrépidos que, nada más conocerse en la deslumbrante y romántica ciudad de París se enamoran locamente. El hallazgo por parte de James, algún tiempo atrás, del rústico mapa escrito por un viejo franciscano fallecido ya, impulsa a Diana y a James, unidos por el
Nada me consuela. Ni la caricia del aire. Ni el generoso calor del sol. Ni el embriagante perfume de las flores. Ni el romanticismo de una canción de amor. Ni el recordar momentos felices contigo. Te alojé en el lugar más selecto de mi corazón. Te supliqué mil veces que
Los dos camilleros aguardaban protegidos detrás de una de las trincheras abandonadas por los soldados. Hasta ellos llegaba el ensordecedor retumbo de la artillería. El suelo temblaba bajo sus pies. A corta distancia de ellos las explosiones de las bombas levantaban grandes nubes de tierra y polvo. El olor a