ENRIQUETA VA A CAER (MICRORRELATO)
ENRIQUETA VA A CAER
Agapito vivía en el mismo viejo y deteriorado inmueble que vivía yo. Inmueble que no se había venido abajo porque mi abuela Rosa le pedía todos los días al buen Dios, que lo sostuviera en pie un año más, y el bondadoso Omnipotente le hacía caso.
Agapito era un tipo mala sombra al que gustaban mucho las mujeres. Se encaprichó de Enriqueta que vivía en la primera planta y tenía dos geranios en el alféizar de la ventana y un gatito de escayola.
—Vecino, esa va a caer, te lo digo yo —me aseguraba, el muy pesado, cada vez que yo no escapaba de él lo bastante rápido—. No sé cuándo, pero Enriqueta va a caer.
—Agapito, con lo feo que eres lo dudo. Enriqueta tiene un novio guaperas con motocicleta nueva y tú no tienes ni siquiera una bicicleta —desmerecía yo.
Enriqueta cayó un día, y Agapito, viéndola llorar de dolor se apiadó de ella y dejó de tirarle pieles de plátano a la salida de su puerta.