DOS VIEJOS EN EL PARQUE (MICRORRELATO)
Después de cuatro días de pertinaz lluvia ha salido el sol. Aprovechando esta bonanza dos decrépitos ancianos, amigos, acaban de sentarse en un viejo y baqueteado banco del parque exteriorizando al hacerlo jadeos y gemidos lastimosos.
—¿Qué te duele hoy, Paco? —pregunta uno al otro.
—Todo, Agustín, ¿y a ti?
—Todo también.
—Pues no hablemos más de nuestra deteriorada salud y contemos cosas de cuando éramos jóvenes y lo único que nos dolía eran los labios de besar a tantas chicas.
—Sí, porque mira que no parábamos. Soltábamos a una chica para coger otra, eso cuando no llevábamos de calle a dos chicas a la misma vez.
—Sí, éramos terribles.
—Terribles e inagotables.
Ambos viejos haciendo extraordinario uso de la fantasía dibujan un falso pasado de jóvenes, experimentados, irresistibles Donjuanes. Y aprovechándose de su generosa imaginación consiguen ser lo que nunca fueron aunque sí desearon muchas veces serlo. Los dos saben que están mintiendo, pero si a su edad renuncian a la fantasia y a la ilusión, apenas les queda nada.