CONTINUOS AUMENTOS DE SUELDO (MICRORRELATO)

billiards-449708_960_720(Copyright Andrés Fornells)

Asensio Rosales recibía continuos aumentos de sueldo, que no percibían los demás empleados de la oficina de la importante empresa en la que trabajaba. Esos aumentos él los mantenía secretos para no despertar la malicia y la envidia de sus compañeros. En reconocimiento por estas mejoras, todas las noches, terminada su jornada laboral, él se pasaba por el despacho de su jefe y le preguntaba:
—Señor Agustín, ¿me aconseja usted que esta noche me vaya a jugar un rato al billar?
—Desde luego que sí, probo empleado. Disfruta haciendo buenas y difíciles carambolas —le deseaba quien le tenía colocado y bien remunerado.
—Muchas gracias. Es usted muy amable. Que pase una estupenda noche —le deseaba su subordinado.
—Igualmente, muchacho —bonachona respuesta que invariablemente recibía.
Asensio consideraba tenía mucha suerte de gustarle tanto el billar y gozar haciendo carambolas. Generalmente empleaba dos horas en este entretenido juego de precisión; pero si al llegar a su casa veía encima del mueble del recibidor el sombrero con el que su jefe solía cubrirse la cabeza, regresaba a los billares y jugaba otra hora más, recordando el dicho muy conveniente y consolador que le había enseñado su padre, un hombre admirablemente práctico y nada celoso: “Ojos que no ven, corazón que no siente”.

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