LA MUJER QUE SE CONVIRTIO EN GUITARRA (MICRORRELATO)

LA MUJER QUE SE CONVIRTIO EN GUITARRA (MICRORRELATO)

Hubo una vez un músico genial llamado Rafael Pentagrama, que amaba tan exageradamente a su magnífica guitarra, que le dedicaba por completo su interés: tocándola, acariciándola, escuchándola y sacándole los más bonitos sonidos que moraban en sus extraordinarias entrañas de madera, sin conceder interés alguno a ninguna otra actividad.

Carmelita Solera, su mujer, que la pobrecita lo amaba con locura, padecía tanto con el nulo caso que su marido le hacía que, embargada por la tristeza lloraba mañana, tarde y noche.

Cierto día, bien aconsejada por su preocupada madre, que sufría viéndola tan desdichada, consintió que ella la cogiera del brazo y la llevara a la consulta de la maga Engracia Maravillas. Esta extraordinaria mujer había ganado merecida fama por la facilidad con que ella convertía lo imposible, en posible.

Carmelita le contó, sollozando amargamente todo el tiempo, cuán grandes eran el amor suyo por su marido, y su enorme infortunio por el poquísimo caso que él le hacía.

—¿La atención que tu marido te quita, se la entrega a otra mujer? —quiso saber la maga.

—No, el amor que me quita a mí se lo da a su guitarra a la que adora y pasa el día tocándola, escuchándola, sonriéndole amorosamente.

—No te preocupes, bonita, que vamos a solucionar tu problema —le aseguró compadecida de ella la hechicera. Abrió el cajón de la mesa detrás de la que estaba sentada, sacó de él un pequeño frasquito de color azul, lo entregó a  Carmelita y le dio las siguientes instrucciones—: Muchacha, antes de ponerle siete gotas de este mágico elixir (cada una de ellas por las siete columnas que sostienen el firmamento), en la comida o en la bebida que le des a tu desconsiderado marido, mantén éste frasquito algunos minutos dentro de tus bragas, lo más pegado posible a tu sedienta flor que tan abandonada y triste la tiene últimamente el hombre que tú amas. Hazlo así y dentro de muy poco tiempo verás cómo se produce en tu esposo un cambio espectacular, radical, absolutamente favorable para ti.

Carmelita, siguiendo al pie de la letra las indicaciones de la hechicera puso siete gotas (cada una de ellas por las siete columnas que sostienen el firmamento) dentro de la botella de vino tinto que, entre el almuerzo y la cena, su marido se bebía, habiendo ella previamente mantenido el frasquito en el íntimo lugar de su cuerpo que tan desesperadamente deseaba ser atendido, y tanto tiempo llevaba ya desatendido.

La pócima surtió efecto a los dos días. Transcurrido ese tiempo, el guitarrista arrojó lejos de él su instrumento musical creyendo que era una bicha, animal que para muchos supersticiosos trae malísima suerte. Y a continuación, viendo a su mujer convertida en maravillosa guitarra, comenzó a tocarla como nunca la había tocado antes. La tocó con tan extraordinaria ternura, con tan admirable arte que Carmelita se derretía de placer entre sus brazos.

Y a partir de entonces ambos fueron inmensamente felices. Y la hechicera también se sintió dichosa porque una vez más sus prodigiosos poderes habían quedado demostrados, y todas las semanas Carmelita le compraba un nuevo frasco lleno de gotas mágicas.

En vista del enorme éxito obtenido por Carmelita, todas sus amigas mal atendidas por sus consortes fueron a la consulta de la maga para que, a los ojos de sus maridos las convirtiese en guitarras, con lo que su fama y cuenta bancaria fue aumentando todos los días.

(Copyright Andrés Fornells)

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