HALLAZGO EXTRAORDINARIO (MICRORRELATO)

COLA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(Copyright Andrés Fornells)

Mi amigo Abelardo ligaba menos que el agua y el aceite. Mi amigo Abelardo había terminado sus estudios y conseguido el título de ingeniero químico. El trabajo estaba muy mal y no encontraba empleo. Esto no le preocupaba mucho porque a sus padres no les importaba seguir manteniéndolo y preocupándose por él igual que cuando era niño. Lo que sí preocupaba a Abelardo era que, por ser él más feo que Picio, ligaba menos que su Santidad. Algunos desalmados se burlaban de él, actitud que también molestaba mucho a Abelardo.
Decidido a cambiar una situación que le hacía desdichado, Abelardo se pasó muchos días y muchas noches haciendo pruebas en un pequeño laboratorio que se había montado en el interior de una caseta situada en el jardín del pequeño chalé donde vivía con sus padres.
Hoy estoy haciendo cola delante de la verja del jardín de ese chalé. Tengo delante de mí a más de doscientas personas jóvenes. Todos estamos aquí para comprarle a Abelardo una colonia que él ha inventado. Colonia que te la pones, sales a la calle e inmediatamente tienes a media docena de mujeres siguiéndote y pidiéndote les hagas el favor de amarlas. Y si eres mujer, funciona lo mismo, puñados de hombres detrás de ella rogándole exactamente lo mismo.
El que no quiera creer esto, que no lo crea. Los doscientos y pico que estamos aquí haciendo cola sí lo creemos.
—¡Eh, eh! ¿Dónde vas tú? Ponte en la cola como todos los demás, que prisa la tenemos todos. El fin de semana empieza mañana y todos sabemos lo que es la necesidad.
Un montón de voces se unen a la mía. El que pretendía colarse no lo ha conseguido. Se aleja avergonzado.