VEINTICINCO AÑOS FELICES (MICRORRELATO)

matrimonio

 

 

 

 

 

(Copyright Andrés Fornells)
Un amigo mío, al que le va más mal que regular en su matrimonio me confesó el otro día:
—Andrés, mi mujer y yo vivimos veinticinco años la mar de felices, pero después tuvimos la desafortunada circunstancia de descubrir que nos odiábamos.

—Vaya, pues mucho fue el tiempo que tardasteis —reconocí, sorprendido.

—Es que todas nuestras energías las empleábamos trabajando y haciendo rentables nuestros negocios —justificó él.

—¿Y por qué no os divorcias? —le dije creyendo haber encontrado una fácil solución para su problema.
—Pues no nos divorciamos porque ni ella ni yo queremos repartirnos el patrimonio que hemos ido reuniendo con los años.
No intenté ofrecerle otra solución más, porque ante un argumento tan contundente como el que mi amigo me había dado, me reconocí incapaz de encontrarla. Ellos necesitaban la ayuda de un mago, y yo no paso de modesto contador de cuentecillos bienintencionados.