EL GRAN ÉXITO DE UNA CARTOMÁNTICA (MICRORRELATO)

(Copyright Andrés Fornells)
Azucena Murillos ejercía de cartomántica, y en esta profesión no prosperaba por ser totalmente honesta. No le decía a la gente, cuando le echaba las cartas lo que las personas que acudían a su consulta deseaban oír.
No le decía a la viuda desconsolada, que muy pronto encontraría un marido mejor incluso al marido que había perdido y tanto lloraba, sino que mejor continuase su camino por la vida sola porque todos los hombres que se iban a acercar a ella serían unos sinvergüenzas que procurarían quedarse con los pocos ahorros que poseía.
No le aseguraba a la solterona falta de belleza, que iba a conocer muy pronto a un hombre joven, guapo y con muy buena situación económica, que la sacaría de la soledad y la necesidad de placeres carnales que por su carencia de atractivo nadie le procuraba.
No engañaba al hombre de negocios, al borde de la quiebra, contándole que un cambio de fortuna le permitiría pagar todas sus deudas y enriquecerse en un corto periodo de tiempo.
Y tampoco le regalaba ilusiones falsas al joven amante de la aventura con futuros viajes a países lejanos y exóticos donde descubriría un tesoro oculto en una cueva guardada por cientos de serpientes que no le harían nada mientras fuese pronunciando todo el tiempo la palabra mágica “Puchicachi”.
Finalmente, aburrida, por la falta de clientes y además por la mala fama con que algunos castigaban las verdades desagradables y acertadas que les había revelado, se hizo jugadora de cartas profesional donde adquirió fama y riqueza, pues adivinaba en cada jugada todas las cartas que tenían sus oponentes y le resultaba fácil ganarles sumas considerables cuando apostaba fuerte porque todos tenían buen juego y ella lo tenía todavía mejor.
Moraleja: Cuando no te vaya bien en un oficio, cambia porque quizás te vaya mejor en otro. Pero ten cabeza al cambiar de profesión, no termines en la cárcel como le ocurrió a Pascual Tomates que se paso de afilador de cuchillos, a cuchillero.

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