UN LLANTO DESCONSOLADO (MICRORRELATO)

 

 

 

(Copyright Andrés Fornells)

El dolor más grande que existe, ese dolor que nos desgarra por dentro, que nos lacera el corazón, que le cierra todas las puertas al consuelo y a la resignación, es el dolor que nos produce la muerte de nuestros seres más queridos.
Recuerdo que un anciano, en una de las mañanas más tristes de mi vida, colocando su compasiva mano sobre mi débil hombro me dijo, cuando  yo era muy niño al verme llorar desconsoladamente durante el entierro de mi abuela Rosa a la que yo adoraba con toda mi alma, que el llanto lo había inventado Dios porque a menudo, las palabras, no saben expresar suficientemente lo que sí saben las lágrimas.
Ese buen hombre me enseñó con esta frase que, lo único que nos ayuda en los peores momentos de nuestra vida son las demostraciones de compasión, de ternura y de empatía de los demás hacia nosotros.