UN PRIMO MÍO SE CONVIRTIÓ EN CREYENTE (MICRORRELATO)
(Copyright Andrés Fornells)
Inicio este escrito pidiendo perdón a las personas que puedan sentirse ofendidas. Pero soy un contador de historias y creo cumplir con mi vocación contando la historia siguiente que, estoy seguro no será del agrado de muchos lectores. Aquellos que son timoratos se detendrán aquí y no querrán seguir adelante. Los valientes y curiosos continuarán hasta el final. Como soy persona educada y bastante amable, les muestro mi agradecimiento, tanto a los primeros, como a los segundos.
Tengo un primo cuyo nombre no desvelaré para no perjudicarle. Este primo mío es un hombre joven, no mal parecido, cumplidor en su trabajo, honesto en sus tratos y buen amigo de sus amigos.
Nosotros manteníamos una sincera amistad, mutua confianza y, las pocas veces que entrabamos en discusión era debido a que yo mantengo viva cierta religiosidad y él es un acérrimo ateo.
Se casó hace algunos meses y, aunque me invitó a la boda, me fue imposible acudir a la misma por hallarme aquellas fechas en un país extranjero realizando una profesional labor de traductor.
Me encontré a mi primo dos semanas atrás. Se mostró afable conmigo, pero advertí encontraba dificultad en sonreír. Le pregunté cómo le iban las cosas y me respondió con absoluta convicción:
—Me he convertido en creyente, ¿sabes? Ahora creo en el infierno y en el demonio.
—¡Vaya, hombre! ¿Y a qué se debe ese cambio tan radical tuyo?
—¡A mi suegra! ¡Se ha venido a vivir con nosotros! —fue su contundente respuesta.
Mi caballerosidad me aconsejó cambiar de conversación.
