¿UNA REINA MUY LIMPIA? (CURIOSIDADES)

 

 

 

 

 

 

 

 

Según cuentan algunos historiadores bastante fiables, la reina británica Isabel I se consideraba a sí misma una mujer limpísima, y hasta tal extremo se vanagloriaba de ello que declarando, pretendiendo la admirasen, que ella se bañaba una vez cada tres meses, tanto si lo necesitaba como si no. De buen seguro que el agua en la que ella se había bañado, después de tres meses acumulando suciedad, debía quedar del color y el espesor del chocolate y olería a pecina. Si con lo que acabamos de contar, ella se consideraba una mujer muy limpia, imaginemos a sus súbditos que debían ir a la fuente o al río (si tenían alguno cerca) a por el agua para beber, y no se bañarían nunca. Provocaria horror ver lo puercos que irían y tumbaría de espaldas la peste que emanaría de sus sucísimos cuerpos. 

MORALEJA: A todos los que defienden los tiempos pasados como mejores que los actuales, les convedría, de vez en cuando, experimentar un retroceso en el tiempo.