¡QUÉ MARAVILLA ES SER JOVEN! (MICRORRELATO)


¡QUÉ MARAVILLA ES SER JOVEN!

—Benita, en una pared de la calle Huerta Vieja he visto una pintada que te menciona —le anunció Agustín, su hermano pequeño, recién llegado de la calle.
La joven, que se hallaba en aquel momento cambiando por una nueva la cremallera rota de sus pantalones favoritos, se volvió hacia el niño y, mostrando contrariedad, quiso saber:
—¿Qué dice ese escrito, Agustín?
El chiquillo se rascó la cabeza, como si este gesto ayudase al buen funcionamiento de su memoria y dijo la frase entera:
—“Yo amo con locura a Benita Selena”.
—¿Lo firma alguien? —quiso ella saber enseguida.
—No solo poner eso.
Benita quedó pensativa, en sus labios asomando una sonrisa entre intrigada e ilusionada. De pronto decidió:
—Voy a verla.
La joven recorrió dos calles, llegó a la pared mencionada por su hermano, leyó en voz baja lo escrito allí, sacó del bolsillo su teléfono móvil y, colocándose a la distancia conveniente, sacó una fotografía de todo el escrito. De allí se fue a casa de la profesora de Lengua, que era a la vez experta grafóloga y le pidió enseñándole el escrito fotografiado:
—Tiita, ¿serías capaz de averiguar quién ha escrito esto?
—Sientes curiosidad, ¿eh? —consideró la hermana mayor de su madre dirigiéndole una mirada divertida—. Dame un tiempo para que lo estudie y, cuando haya averiguado a quien pertenece esta bonita caligrafía, si es que llego a averiguarlo, te lo diré.
Dos horas más tarde Benita Selena, llevando puesto su vestido más bonito, con el pelo recién lavado, sedoso y perfumado, se presentaba en el pequeño supermercado “Los Moriles” y, llegada frente a Chema, el hijo de los dueños del mismo, que en aquel momento se hallaba llenando un estante con latas de melocotón en almíbar le dijo risueña, graciosa, poniendo sus brazos en jarra:
—Oye, valiente, ¿por qué no me dices a mí, en la cara, lo que vas escribiendo por las paredes?
—¡Oh, me descubriste! —el muchacho, todo azorado, en llamas su rostro, suplicante la mirada.
—No has contestado a mi pregunta —exigente ella.
Él soltó  un suspiro  y superando por un momento su innata timidez respondió poniendo toda su alma en la confesión:
—¡Benita Selena, estoy loco por ti!
—Muy bien, ¿Eso es verdad?
—¡Que me quede mudo si miento!
—¡Quita, hombre, que yo te quiero con muy buena voz para que me digas miles de veces que me quieres! —saltó ella.
Y como era mucho más lanzada que su admirador, y éste le gustaba muchísimo, le dio un beso en plena boca que a él casi lo mató de la emoción.
La madre del muchacho, presenciándolo todo, dijo para ella, con marcada nostalgia:
—¡Qué maravilloso es ser joven!

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