MATEMATICAS Y CHICAS DESCARADAS (MICRORRELATO)


(Copyright Andrés Fornells)
Mi hermano Fermín siempre fue un chico muy tímido e introvertido. Nunca nos comunicaba sus pensamientos ni sus aspiraciones ni sus planes futuros. A nuestro modo de entender, entre sus rarezas estaba una especial pasión por las matemáticas. Gracias a él conocí la existencia de la conjetura de Collatz y de Thwaites, el algoritmo de Hasse y el problema de Siracusa. Fermín llevaba siempre en el bolsillo un pequeño bloc y un bolígrafo y, en cualquier momento lo llenaba de números, ecuaciones y símbolos matemáticos. Un día me mostró diez páginas llenas de cifras y me dijo:
—¿Ves todo esto? Pues es un helicóptero de cuatro plazas.
Yo, que en matemáticas había aprobado mis estudios con su ayuda, me quedé mudo de admiración. Pero no voy a hablar ahora de su dominio de las ciencias exactas sino del verano en que Fermín sufrió un enorme bajón en su estado físico, pues, aunque madre lo forzaba a comer y él comía, cada día que pasaba estaba más delgado, más demacrado y más ojeroso.
Madre, preocupada por él, lo mismo que lo estaba el resto de la familia, me encargó una noche seguirle y averiguar si asistía a las clases de inglés o se iba a algún otro sitio. Fui tras él y descubrí que no iba a que le enseñasen la lengua de Shakespeare, sino que se metía en una casa de chicas descaradas.
Lógicamente esperé a que saliera y le armé una buena bronca. Yo nunca le había gritado ni reprendido, así que le afectó en tal medida mi reprimenda que rompió a llorar. Compadecido de él le di un pañuelo para que secara su llanto y le compré un helado de chocolate, su sabor favorito.
—Y ahora prométeme que no volverás a entrar en esa casa de chicas descaradas.
—Ya no me hará falta —respondió él y mostrándome varias páginas de su bloc llenas de cifras me dijo:
—Esto es una chica desnuda, puedo materializarla cuando quiera.
Me dejó sin habla, sin saber si mi hermano estaba loco, me había tomado el pelo o era un genio.
Mi hermano Fermín es, sin la menor duda, un extraordinario genio. Lleva varios meses trabajando para una compañía norteamericana que fabrica aviones. Mi hermano está inventando un avión que, para volar, no necesitará combustible, pues se alimentará del aire igual que los avioncitos de papel que hacíamos volar  cuando éramos niños.
Mamá sigue enviándole comida, pues un espía del FBI le ha comunicado que cerca de la fábrica donde esta empleado mi hermano Fermín existe un club de chicas descaradas.
Fermín me ha invitado varias veces a que vaya a reunirme con él. Quiere que le ayude. Pienso que como yo soy una nulidad en materia de matemáticas, debe pedir mi ayuda para que visite el club de chicas descaradas los días que, por estar él excesivamente atareado, y ocupe yo su lugar. Me lo estoy pensando porque no sé si van al cielo los que rompen su voto de castidad, como sería mi caso. El que no se preocupa por lo que pueda ocurrirle a su alma es un insensato o un temerario que no cree en el infierno ni en la tabla de multiplicar.

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