INVESTIGACIÓN: LOS CONTINUOS CAMBIOS DE LA MODA (MICRORRELATO)

flor(Copyright Andrés Fornells)

No sé si esto de las modas lo imponen unos cuantos que, no teniendo el cerebro útil para cosas de más provecho y mejor decoro, lo emplean en eso de poner de moda los ejemplos siguientes: primero pusieron de moda el enseñar las damas el canalillo de los pechos (algunas exageraban tanto que el canalillo les superaba los pezones), un tiempo después vino lo de enseñar los senos (sin importarle a la enseñante que éstos le descansen en la tripita o incluso le alcancen mayor descenso), lo próximo (no recuerdo bien si fue antes o después de darle absoluta libertad a las tetas) fue lo de enseñar el ombligo por la calle y, a continuación, enseñar esa línea que separa una nalga de su hermana (que aseguran los que estudian a fondo el cuerpo humano nunca son iguales en tamaño ni curvatura). Y en algún momento (que Dios les perdone) pusieron de moda que la mujer dejase sin adorno alguno su parte más íntima, parte que (salvando lamentables excepciones) procura enorme placer a su visitante y a la visitada.
Este verano (que me perdonen los que pueden desmentir mi impresión) se ha puesto de moda enseñar entre la parte baja de los bikinis unos pelitos que, aquella que no se los tiñe, descubre si se trata de rubia falsa o rubia natural.
Puede que alguno me pregunte por que no me ocupo de la moda masculina, en vez de la moda femenina.
La respuesta la tengo fácil:
—Soy un hombre anticuado, un hombre de los de antes, un hombre pasado de moda. Y si fuese mejor cristiano de lo que soy, añadiría—: Gracias a Dios.
Y que nadie vea en este decir mío deseo alguno de discriminar. Que es bueno haya de todo en este mundo, que tenemos un dicho muy antiguo que dice:
—En la variedad está el gusto.
Bueno, hasta luego. Voy a darme una vuelta por la playa a ver si han sacado alguna moda nueva de la que yo todavía no me he enterado. Si es así, me encargaré de descubrírsela a todos aquellos que no se mueven de su casa y viven anclados en el pasado suyo.
¡Que no nos falte la salud, pues todo lo demás es como los columpios: va y viene!

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