CHAPUZAS Y BESOS (Microrrelato)

CHAPUZAS Y BESOS

Él era un albañil dedicado a hacer chapuzas. Ella era una ama de casa que pasaba muchas horas sola y se aburría. Ella necesitaba que alguien viniera a alicatarle el cuarto de baño y se lo encargó a él. Él la hizo un buen trabajo y ella lo felicitó. Él, que se había fijado numerosas veces en los bonitos labios de ella, le expuso su ferviente deseo de besarlos. Ella respondió con igual sinceridad, que también ella deseaba que él se los besara. Y ambos se complacieron mutuamente. Desde entonces a ella las chapuzas en su casa le salen gratis, y el albañil encantado de concederle esa gratuidad. El cambalache viene funcionando desde tiempo inmemorial, aunque haya gente que lo considera muy moderno.