CUIDADO CON LOS GENIOS (Microrrelato)
CUIDADO CON LOS GENIOS (Microrrelato un tanto soez, perdonen)
Arturo Pelas era un tipo más feo que un tiro de mierda. Un día llegó a sus manos una lámpara maravillosa, la frotó y lo primero que le pidió al genio que salió de ella fue:
—Te ordeno y mando que me conviertas de inmediato en un hombre extremadamente hermoso.
El genio, que era un gigantón, de aquí te espero, echó mano de su extraordinaria magia y convirtió a Arturo Pelas en el más apolíneo de todos los varones del mundo. Muy complacido con el milagro que se había realizado en él y cayendo en el deleznable vicio de la codicia, el guapísimo pidió a continuación:
—Te ordeno y mando que ahora mismo me hagas inmensamente rico.
El genio de la lámpara sonrió, le dirigió una mirada de lo más lujuriosa y decidió:
—No te voy a hacer rico, te voy a hacer mi mujer, guaperas.
Arturo Pelas salió corriendo todo lo que daban de sí sus piernas, pero el gigantesco genio lo trincó enseguida y enseguida le demostró cuan devastadora y abrasante era la pasión que le inspiraba.