RECORDANDO A JACQUES BREL

RECORDANDO A JACQUES BREL

Jacques Brel fue cantante, compositor, poeta y actor. Hombre de enorme talento huyó siempre del éxito fácil y triunfó como triunfan los grandes genios, por su propia valía. Aunque en sus últimos años, Jacques Brel se dedicó más al cine y al teatro que a cantar, quiso dejarnos en 1977 —muy enfermo ya— su último álbum musical que llamó simplemente “Brel”, y que desde mi modesto criterio fue el mejor de todos los suyos

Cuando este álbum salió al mercado, justo en el otoño anterior al de su muerte, las tiendas de discos de toda Francia y Bélgica se llenaron con este postrer álbum suyo del que se vendieron varios millones de copias.

«Hablan de la muerte como tú hablas de una fruta./ Observan el mar como tú miras un pozo./ Las mujeres son lascivas, al sol temible./ Y aunque aquí no hay invierno, esto tampoco es el verano… En Las Marquesas…». Con esta canción mostró el resignado temple con que iba a enfrentarse a la muerte que ya le pisaba los talones.

Siendo belga, no francés, fue un muy destacado artífice de la canción francesa, junto a Piaf, Brassens, Bécaud, Léo Ferré, Ferrat, Barbara, Juliette Gréco o Charles Trenet, que le cantaron  a la ternura, a las mujeres, al demonio, al amor, al odio y sobre todo a París —y especialmente a Bruselas, en el caso de Brel, a sus abuelos y a sus padres.

Para convertirse en cantante, Jacques Brel abandonó su vida acomodada de director de la cartonería que poseía su padre, alejándose también de su mujer y sus hijas, sacrificándolo a su vocación de artista.


Jacques Brel se metió mucho con los burgueses de los que dijo con inmisericorde ironía: <<Esos burgueses son como los cerdos, cuanto más viejos se hacen, más estúpidos se vuelven».

Cuando en 1961 actuó por primera vez como solista en el Olympia, Edith Piaf brindó por él con buen vino francés y dijo: «Va hasta el límite de sus fuerzas; cada frase te llega a la cara y te deja como groggy». En 1964 volvió a actuar en este místico teatro obteniendo otro éxito apoteósico, que repitió en 1966, despidiéndose de la canción, al año siguiente en Nueva York, cuando ni el mismo pensaba en el extraordinario disco que grabaría en 1.977. Y en este mismo año 1977, dedicó un tema al fundador del Partido Socialista de Francia asesinado en 1914, cuyo estribillo repetía: «¿Por qué mataron a Jaurès?».

Con Brassens, siete años mayor que él, mantuvo durante mucho tiempo una amistosa rivalidad creativa por temas abordados por ambos con maestría y agudeza, como los tratos con las mujeres, los excesos de los patrones, el acto de testar los bienes o la muerte. Componían sus temas con la guitarra y luego se los arreglaban el director de orquesta François Rauber y el pianista Gérard Jouannest, compañero sentimental de Juliette Gréco, la musa del existencialismo.

Ella fue una de las primeras  en incorporar a Brel a su repertorio, con «Le diable», allá por 1957: «Nada se vende pero todo se compra./ El honor e incluso la santidad, esto marcha./ Los Estados se transforman a escondidas/ en sociedades anónimas, esto marcha./ Los grandes se disputan los dólares/ venidos del país de los niños./ Europa repone El avaro…»


Jacques Brel falleció el 9 de octubre de 1978, en un hospital cercano a París a la edad de 49 años, víctima de un cáncer de pulmón. En el año1975 comenzó a navegar por el mundo a bordo de su velero L’Askoy con el que llegó a Atuana, en la isla de Hiva Oa, situada en el lejano archipiélago de Las Marquesas, lugar que muchos años antes visitará el genial pintor Paul Gauguin, y muy próximo a la tumba de éste sería enterrado después de muerto.

Aquí adjunto la letra de “Ne me quitte pas”, una de mis canciones favoritas de su extraordinario repertorio. Cuando era muy joven e inexperto se la cantaba a las primeras chicas que me dejaban. Después adquirí experiencia, resignación y cinismo y, a las siguientes, empecé a cantarles: “Ojalá que te vaya bonito…”

Jacques Brel – Ne me quitte pas

Ne me quitte pas                                                                                                                        Où l’amour sera roi
Où l’amour sera loi
Où tu seras ma reine
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas

Ne me quitte pas
Je t’inventerai
Des mots insensés
Que tu comprendras
Je te parlerai
De ces amants là
Qui ont vu deux fois
Leurs coeurs s’embraser
Je te raconterai
L’histoire de ce roi
Mort de n’avoir pas
Pu te rencontrer
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas

On a vu souvent
Rejaillir le feu
D’un ancien volcan
Qu’on croyait trop vieux
Il est paraît-il
Des terres brûlées
Donnant plus de blé
Qu’un meilleur avril
Et quand vient le soir
Pour qu’un ciel flamboie
Le rouge et le noir
Ne s’épousent-ils pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas

Ne me quitte pas
Je ne vais plus pleurer
Je ne vais plus parler
Je me cacherai là
A te regarder
Danser et sourire
Et à t’écouter
Chanter et puis rire
Laisse-moi devenir
L’ombre de ton ombre
L’ombre de ta main
L’ombre de ton chien
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas.
Il faut oublier
Tout peut s’oublier
Qui s’enfuit déjà
Oublier le temps
Des malentendus
Et le temps perdu
A savoir comment
Oublier ces heures
Qui tuaient parfois
A coups de pourquoi
Le coeur du bonheur
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas

Moi je t’offrirai
Des perles de pluie
Venues de pays
Où il ne pleut pas
Je creuserais la terre
Jusqu’après ma mort
Pour couvrir ton corps
D’or et de lumière
Je ferai un domaine

 

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