EL DRAGÓN Y SU ENORME PERLA (LEYENDA)

dragon

(Copyright Andrés Fornells)

El monte Kinabalu es uno de los más altos de Malasia. Se halla situado en el estado de Sabah, al norte de la isla de Borneo. Este privilegiado lugar montañoso ha adquirido notoria fama por su rica flora entre la que destacan las plantas carnívoras  del género nepenthes, y también una rara especie de orquídeas cuyo nombre es pathiopedilum rothschilianum.

Y ahora que estamos ya situados, pasaré a contaros una antigua leyenda que tuvo lugar en este escenario: La leyenda del dragón y su enorme perla.

Según esta leyenda existió en algún lugar del monte Kinabalu un dragón al que los dioses habían encargado proteger una enorme, bellísima perla. Lógicamente esta posesión suya despertó la codicia de muchos hombres que, en el intento de robársela, murieron bajo sus poderosas garras y abrasantes fauces.

La noticia de la existencia de tan extraordinaria perla llegó a oídos de quien era en aquella época emperador de China, quien deseoso de ser dueño de tan extraordinario objeto encargó al más valiente de sus hijos que fuera a buscarla.

Este príncipe, que no se detenía ante nada con tal de complacer a su regio padre, cuyo trono esperaba heredar, eligió un buen barco y reunió a media docena de hombres de su más absoluta confianza.  El viaje hasta el lugar donde vivía el temible dragón les llevó, al príncipe y sus fieles acompañantes varios días, primero por mar, y después por tierra. Finalmente apostados a prudente distancia de la guarida del terrible y peligroso animal, lo estuvieron observando durante algún tiempo. Uno de los principales miembros de su tripulación advirtió al joven príncipe:

–Sí os acercáis a esa terrible fiera os destrozará fácilmente.

–Tengo un buen plan –dijo el príncipe sin amilanarse.

Y con la ayuda de sus servidores construyó una gran cometa, capaz de soportar su peso. Cuando la tuvieron lista, esperaron a que cayeras las primeras horas de la noche, que era cuando la temible fiera se dormía. Con la ayuda de un catalejo comprobaron que se había dormido.  Entonces, el principe heredero ordenó que izaran la cometa con él cogido de ella. Se dieron tanta maña en esta operación,  que el audaz príncipe  aterrizó justo entre las colosales patas del dragón dormido. Entonces, con la mayor sigilo posible retiró la enorme perla y colocó en su lugar una gran linterna. Realizado este arriesgado cambio, sus hombres lo izaron de nuevo y algunos minutos más tarde lo bajaban en lugar seguro junto con su maravillosa carga.

Pero apenas habían realizado esta arriesgada maniobra, el dragón despertó y muy furioso, escupiendo fuego por su boca fue en persecución de quienes le habían quitado su valiosísima perla.

Esta persecución duró varios días. El príncipe y sus hombre llegaron exhaustos al barco con el que habían llegado a Borneo. Justo iniciaban la huida cuando el gigantesco dragón llegó a la orilla y comenzó a nadar hacia su embarcación. El príncipe valiente dio entonces orden de cargar su mejor cañón y disparar a la fiera que, viendo venir la bala, creyó que era su perla, abrió la boca para cogerla, se le atraganto el proyectil y murió hundiéndose en el mar. El príncipe y su tripulación le llevaron la perla al emperador y allí en su fastuoso palacio fue admirada como la más espectacular y valiosa de cuantas extraordinarias joyas poseía este riquísimo monarca.

Salamat Jalan (adiós en lengua malaya)