JAPÓN, MI AMOR

JAPÓN, MI AMOR

Ayer tarde me llamó desde Tokio mi adorable amiga Koshiko. Estuvimos conversando sobre nuestro grato encuentro de hace dos años en su maravillosa ciudad, y después empezamos a hablar de política y yo le pregunté que opinaba de su nuevo presidente Yasuo Fukuda.

-Bueno, echa unos discursos soporíferos, pero todos esperamos de él que cumpla las promesas hechas durante la campaña electoral y mejore considerablemente la maltrecha economía de nuestro país. Parece un hombre serio y honrado. En realidad casi todos los presidentes lo parecen cuando inician su mandato.

-Creo haber leído en alguna parte que su señora fue actriz y escribe libros de cocina y de jardinería.

-Su señora, Miyuki Hatoyama, es una firme creyente del espiritualismo y confiesa haber sido abducida por un ovni, haber viajado su alma en un platillo volante hasta Venus, haber conocido en otra vida a Tom Cruise, y espera hacer con él una película. ¿Qué te parece, Andrés? -quiso saber Koshiko mi opinión, reprimiendo a duras penas la hilaridad.

Y yo le respondí, sincero:

-Tenéis mucha suerte los ciudadanos de tu país, Koshiko. Todo lo que me has contado resulta bastante más creíble que las principales cosas que revelan de ellos los presidentes y sus señoras de otros muchos países. Felicidades.

Ahora sí que Koshiko no pudo contener más tiempo la risa reprimida y su jocoso sonido  alegró mi corazón de hombre occidental escasamente refinado.

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